Cuando era niña recuerdo que en la panadería de mi casa vendían unos colines gigantes, o al menos eso me parecía a mi... Ya de mayor me di cuenta de que los italianos eran los reyes de este producto, al que llaman grissini. Empezamos viéndolos en los restaurantes italianos y hoy en día los encontramos en casi cualquier supermercado español, aunque no todos son los originales... Muchos fabricantes internacionales los imitan, aunque no siempre con total exactitud...
Versiones de grissini hay muchas, aromatizados de varias maneras, pero yo os voy a explicar cómo hacer los grissini clásicos con una pequeña variación: La harina de espelta. Por supuesto que se pueden hacer sólo con harina panificable, pero os aconsejo que no dejéis de probar la combinación que os voy a dar, porque os sorprenderá. ¿Y por qué no hacer las dos versiones y así opináis?
Versiones de grissini hay muchas, aromatizados de varias maneras, pero yo os voy a explicar cómo hacer los grissini clásicos con una pequeña variación: La harina de espelta. Por supuesto que se pueden hacer sólo con harina panificable, pero os aconsejo que no dejéis de probar la combinación que os voy a dar, porque os sorprenderá. ¿Y por qué no hacer las dos versiones y así opináis?
La semolina de trigo duro la suelo comprar en las tiendas árabes que hay junto a la mezquita de Madrid, pero creo que también la venden en muchos supermercados. Aseguraros de que sea fina, porque la vamos a utilizar para trabajar y rebozar (no como una croqueta, pero casi) los grissini. Es ideal, por cierto, para espolvorear el papel de hornear con antes de poner cualquier pan, ya que evita que se pegue la masa al papel y posibilita recolocarla sin que se deforme demasiado... También se utiliza, combinada con otras harinas, para hacer pan.
Por cierto, la receta es del libro Panes y Dulces Italianos de las Hermanas Simili, pero un poco a mi manera, como siempre ;D.
INGREDIENTES:
- 400 g de harina panificable (proteína 10)
- 100 g de harina de espelta blanca o, en su defecto, cualquier otra harina panificable. Si utilizáis harinas sin gluten, compensad la misma cantidad con harina de fuerza: La suma total de harina debe de ser 500 g.
- 250-300 g de agua
- 8 g de sal
- 50 g de aceite de oliva virgen extra (AOVE)
- 5 g de levadura fresca de pan
- Semolina de trigo duro
- Más AOVE para pincelar
PREPARACIÓN:
- Mezclamos todos los ingredientes de la masa (no la semolina) y amasamos durante 8-10 minutos. Podéis hacerlo con ciclos de reposos y amasado hasta que se forme la malla de gluten. Acordaros, como siempre, de empezar por la cantidad menor de agua para ir ajustándola a vuestra harina.
- Formamos un rectángulo con la masa de 30x10 cm.
- Pincelamos una fuente alargada de Pirex con AOVE y colocamos el rectángulo de masa encima, con la forma lo más regular posible. Seguidamente pincelamos la superficie y laterales con AOVE y espolvoreamos con más semolina. Dejamos reposar hasta que doble su volumen.
- Preparamos la bandeja del horno con papel de hornear y espolvoreamos por encima todavía más semolina (os dije que la íbamos a necesitar ;D).
- Precalentamos el horno a 200ºC, calor arriba y abajo.
- Espolvoreamos nuestra superficie de trabajo con semolina y volcamos encima el rectángulo de masa fermentada. Sobre la masa espolvoreamos más semolina.
- Con un cuchillo largo cortaremos tiras de 1 cm por la parte estrecha del rectángulo de masa. Rebozaremos con semolina los pedazos de masa, antes de hacer los grissini. Para formarlos sujetaremos con los dedos el centro del colín y, con delicadeza, lo estiraremos hasta que su longitud abarque la parte estrecha de la bandeja del horno.
- ¡ATENCIÓN!:
- Si se os parte algún colín, no lo podréis reutilizar para la masa, así que lo mejor es hornearlo tal cual está. Veréis algún trocito pequeño en la foto principal...
- La separación entre los colines no hace falta que sea demasiada. Así os cabrán más, ya que os saldrán dos bandejas o cuatro, si los hacéis finitos.
- Horneamos durante 15 minutos a 200ºC, calor arriba y abajo, en el primer nivel del horno empezando por abajo. Les dais la vuelta y seguís 5 minutos más para acabar el horneado por la base. Una buena idea es utilizar la función Turbo (ventilador del horno) para acabar de dorarlos, pero no os vayáis muy lejos porque se podrían quemar.
Las que me seguís en Instagram y Facebook habréis visto que, aprovechando que tenía un prefermento de levadura en la nevera, he hecho grissini con él. ¡Había que probar cómo salían! Pues bien, el resultado son unos colines más a la española, más alveolados. A mi me gustan los grissini tradicionales, finitos y crujientes, así que me quedo con la receta que publico hoy.
Espero que os gusten y os animéis a hacerlos. Un beso,
2 comentarios:
Mercedes, ¿dónde los conservo si sobran? ¿quedarán crujientes igualmente?
Perdona que no te haya contestado. Normalmente lo hago por Instagram o Facebook, que es más interactivo.
Yo las meto en una bolsa de papel, como ves en las fotos: Aguantan un montón de días crujientes y estupendos.
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