Una vez por semana hago pizza en casa. Aprovechamos la hora de la cena para ver una película, al tiempo que comemos la pizza acompañada de una buena ensalada. Si tenemos invitados, muchas veces me hago ayudar por los niños visitantes y mi cocina se convierte en un verdadero taller. Pensando en niños precisamente, un día se me ocurrió ponerle un poco de leche a la masa y salió tan rica que, durante años ésta se convirtió en mi masa de pizza por excelencia. Por cierto, si no os gusta la leche o tenéis alguna intolerancia, podéis sustituirla por otra bebida no láctea o, simplemente, por agua.
Hacer una pizza rápida es sencillo, pero conviene seguir algunas pautas para que os salga buena de verdad. Una masa se maneja mejor si tiene poco líquido, porque puedes usar un rodillo y transferir la masa a la bandeja de hornear con facilidad, como veis en la siguiente imagen:
(1) Extendemos la masa, con la ayuda de un rodillo, sobre una base antideslizante; (2) Ponemos aceite en la fuente de pizza; (3) Colocamos la fuente sobre la masa de la pizza; (4) Damos la vuelta a la fuente y despegamos la base antideslizante; (5) Ajustamos la pizza a la forma de la fuente de hornear; (6) Esparcimos el tomate con la ayuda de una brocha de silicona o una cuchara; (7) Distribuimos los ingredientes (en realidad el queso va sobre el tomate y encima el resto de ingredientes; (8) Horneamos; (9) Y a comer...
Si os interesa ver otras masas de pizza más hidratadas y formas diferentes de manejarlas, no os perdáis el post Pizza Sin Amasado.
Si os interesa ver otras masas de pizza más hidratadas y formas diferentes de manejarlas, no os perdáis el post Pizza Sin Amasado.